domingo, 3 de noviembre de 2013

Artesanal versus Industrial

Las cervezas elaboradas usando métodos artesanales (eso no quiere decir que no intervengan procesos mecánicos) poseen características que las diferencian de las comerciales o industriales.

Estas últimas suelen tener un mismo sabor, un mismo color y hasta los mismos grados de alcohol. Son cervezas diseñadas para un perfil de consumidor amplio, por lo que se busca un producto estándar que pueda satisfacer todos los gustos. Lo único que las diferencia entre ellas es el precio.

Sin embargo, las cervezas realizadas siguiendo procesos artesanales ofrecen muchas más variedades en color, olor y sabor. Sus niveles de alcohol pueden ir de los 3 grados hasta los 10, por ejemplo. El gas que contienen se ha generado en la propia botella gracias a un proceso secundario de fermentación, similar a como se produce con el cava o el champagne. Cuando son decantadas, producen una espuma que persiste en el vaso hasta el último trago. En las industriales, dicho gas se consigue inyectando en la bebida agua carbonatada.

Pero el principal inconveniente de las artesanas es su precio. Al no poder realizar grandes tiradas, la rentabilidad de cada botella es menor, siendo sus precios en algunos casos un poco prohibitivos.

De todos modos, tanto artesanales como industriales, la cerveza es una gran bebida para tomar en compañía.

Aquí os dejo un vídeo en el que realizo una pequeña comparación entre una cerveza industrial y una artesanal que produje a principios de verano a partir de extracto de malta.


martes, 22 de octubre de 2013

¡Por fin, la primera cata!

¡Pues llegó el gran día esperado!

Después de dejar madurar la cerveza durante dos semanas, ya están aptas para su consumo. Aunque su momento álgido de maduración será dentro de varios meses, estas ya pueden ser catadas y probar su sabor.

El domingo pasado abrí la primera. Al retirar la chapa la sensación inicial fue que estaba un poco floja de gas. Y así fue. Al decantarla en el vaso, no generó mucha espuma y presentaba unas burbujas de gas muy finas, parecidas al champagne o al cava.

Su color era dorado y turbia, igual que cualquier otra cerveza alemana con trigo (por ejemplo, Paulaner). Y su sabor ligeramente amargo, ¡pero muy rica!

Aquí os dejo el vídeo de la primera cata. ¡Siento que no os la podáis beber por la pantalla!





miércoles, 16 de octubre de 2013

Cuando la bella durmiente duerme...

Pues así están mis botellas. Dormiditas a una temperatura agradable (entre 20 y 24 grados) en una habitación oscura hasta el día en que un apuesto (o apuesta) príncipe (o princesa) decida abrirlas. Eso sí, en vez de estar plácidamente dormidas tumbadas sobre un lecho de hojas, están en una caja y de pie.

ZZZZZZZZ

¿Por qué esta postura tan incómoda? Es que nuestras rubias bellas durmientes están pasando un proceso de maduración. En esta fase (que puede durar entre dos semanas y varios meses, dependiendo de las ganas que tengamos de bebérnoslas) se producen varias actividades:

-La primera es la generación del gas o carbonatación. Aunque en el proceso de fermentación en el fermentador ya se creó algo de gas, con el añadido del azúcar antes del embotellado se favorece la gasificación de la bebida. Y es que la cerveza sigue fermentando pero a un menor ritmo.

-La segunda es que restos de levaduras y de la misma malta que han escapado a los filtrados posteriores, se depositan en el fondo. Si has probado cervezas de producción artesanal, habrás podido observar que muchas tienen como una suciedad en el fondo. No significa que estén en malas condiciones, sino que eso es parte de la bebida. Si la vuelcas en el vaso, lo único que ocurrirá es que aumentará el amargor de su sabor.

La mancha blanca del fondo es el sedimento.


Tengo que añadir que las cervezas industriales no realizan este proceso. Lo que hacen es añadirle gas a la cerveza. La segunda fermentación que se está generando ahora en mis botellas sería detenido en una fábrica ya que, después de embotellar, estas son sometidas a altas temperaturas, aniquilando los restos de células fermentadoras. Este proceso de pasteurización afecta negativamente al sabor de la bebida (haciéndole perder matices) pero ayuda a su conservación  ya que estabilizan el proceso de fermentación.

Las cervezas realizadas con técnicas tradicionales evolucionan a lo largo del tiempo, mejorando su sab0r al igual que el vino. Pasado un tiempo (un año aproximadamente) comienza su declive, perdiendo su cualidades originales.

Este viernes probaré a una de mis amadas. ¡Espero que tenga un buen despertar!

domingo, 6 de octubre de 2013

Embotellando hasta el infinito y más allá.

El viernes tocaba embotellar. Es una tarea ardua y aburrida. Lo primero es lavar a conciencia cada envase. Para ello usaremos lavavajillas y un cepillo especial para eliminar cualquier resto que haya en la botella. Hay que tener en cuenta que hay que usar cascos retornables o botellas de cerveza de elaboración tradicional. Su cristal tiene un espesor capaz de soportar la presión que después se generará en el interior  y evitarán que hagan... ¡¡¡BOOOM!!!

Por si no bastara, después hay que desinfectarlas. No basta con el lavavajillas. Hay que utilizar productos químicos desinfectantes para recipientes alimenticios (suelen venir incluidos en los kits para cervezas).
Una vez todo limpio y desinfectado más que un laboratorio de armas químicas, comienza el embotellado.


Primero añadiremos unos 140 gramos de azúcar máximo diluido en un vaso de agua en forma de almíbar. Removemos un poco. Para iniciar el embotellado utilizaremos el tubo rígido embotellador, el cual, gracias a su válvula, permite llenar cada botella lentamente sin generar espuma. El nivel debe llegar hasta el cuello de la botella.
Y por último, colocar las chapas con un cierra botellas (las chapas también deben estar desinfectadas).
Después de todo esto, se almacenan las botellas en posición vertical en un lugar oscuro y que no supere los 20 grados durante dos semanas. Al termino de este tiempo la cerveza habrá madurado y generado gas. Al mismo tiempo, restos de sedimentos se habrán precipitado al fondo. Ya podrán ser degustadas, aunque es preferible esperarse unos cuantos meses cuando estas hayan alcanzado su punto álgido de maduración.

Os dejo otro fantástico vídeo en el que muestro el proceso de embotellado.



viernes, 4 de octubre de 2013

¡A embotellar!

¡Ya ha llegado el viernes! Tanto el miércoles como el jueves la densidad del caldo estaba entorno a 1015. Es un pelín alta pero creo que me voy a arriesgar. De hecho está en el límite. No creo que dicha densidad vaya a cambiar mañana, por lo que prefiero embotellar.

Este viernes me espera una buena paliza. Tengo que lavar cada botella a fondo para eliminar cualquier rastro de impurezas. Luego les pasaré el desinfectando alimentario a cada una para esterilizarlas. Podríamos decir que esta parte de la elaboración de cerveza casera es la más aburrida y tediosa.

Cuando todo esté listo, comenzaré a embotellar y a taponar.

Tomaré fotos y vídeos del proceso. No os lo perdáis.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Una actividad de riesgo: el trasvase

Ayer realizé el trasvase de la cerveza de un fermentador a otro, dejando así las impurezas y restos del mosto en el primero. Hice dicho proceso porque así venía recomendado en las instrucciones del kit de malta que compré.
El objetivo del trasvase es reducir la turbiedad de la bebida y clarificarla, dejando aparte precipitados y restos del grano. Pero esto alberga un cierto riesgo. El principal es que al abrir el contenedor puedes contaminar el mosto, por lo tanto hay que extremar la higiene. Por otro lado se puede producir una parada en el proceso de fermentación ya que también eliminas levaduras. De hecho, en las anteriores cervezas que hice no realicé el trasvase hasta el día del embotellado.
Cuando abres un contenedor que lleva varios días fermentando no diría que el olor que se percibe puede hacerte recordar  aromas exóticos, que te embriagarán trasladándote a un universo de sensaciones mágicas. No. Un fermentador recién abierto huele a RAYOS. Por lo tanto no hay que asustarse por la bofetada de alcohol concentrado que te da en la cara cuando lo haces por primera vez. Eso tan asqueroso después se refinará en una estupenda cerveza espumosa y fresquita.
Os dejo un vídeo de cómo fue el proceso. ¡Ya queda poco para el embotellado!
















martes, 1 de octubre de 2013

Algo sobre la densidad y las matemáticas

El proceso de fermentación de la cerveza se caracteriza principalmente por la conversión del azúcar en alcohol y CO2 gracias a la actuación de las levaduras. Durante las primeras 24 horas es un proceso bastante virulento (como se pudo ver en mi anterior entrada) y con el tiempo este va perdiendo fuerza hasta detenerse. Las levaduras van muriendo lentamente y el nivel de alcohol generado se estabiliza. Cuando esto sucede ha llegado la hora de embotellar.

Primera toma. Se puede
observar la densidad
original en
1048
Pero, ¿cómo medimos esa actividad? Para ello usaremos una herramienta que suele venir en los kits de cerveza para principiantes. Es el densímetro. Aunque parece un termómetro es solamente una pieza de cristal con un peso incluido que se introduce en una probeta con el líquido que va a ser medido. Su escala indicará cuál es el nivel de densidad del mosto (el nivel de alcohol en agua). Cuanto más alcohol haya en el agua, menos densa será esta. De este modo, en el momento que veamos que la medida no cambia (suele ocurrir a la semana de poner a fermentar la cerveza) ha llegado el momento de embotellar.

Siempre se recomienda medir una muestra justo antes de añadir la levadura y tapar el fermentador. Esta suele estar entre los puntos 1050 y 1040. A lo largo de la semana estas cifras variarán y llegarán hasta los 1010 aproximadamente. Cuando terminé el sábado pasado la muestra me indicó 1048. Hoy, dos días después, su nivel ha bajado a 1019. Esto indica que todo va bien por ahora.

Aunque esto parece un tostón, estas mediciones son importantes para determinar el nivel de alcohol de la bebida. Así que tomando la densidad original (la primera medida antes de añadir la levadura) y la densidad final (la que indique el día de embotellado),  y la siguiente fórmula matemática

GRADOS ALCOHOL=(DENSIDAD ORIGINAL-DENSIDAD FINAL)/7,45

podremos presumir del potencial para provocar felicidad de nuestra obra maestra. 
La toma de hoy indica 1019
Las zonas amarillas indican las
densidades originales y finales
permitidas por la cerveza.













Si no embotellamos dentro de los márgenes de densidad establecido, a nuestras botella les puede pasar esto: